San Charbel Makhlouf Vida de un Ermitaño |
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Nuestro santo nació en Beqakafra, pueblo situado a 140 Kms. De la capital del Líbano, Beirut, un día
8 de mayo del año de 1828; quinto hijo de los Antun Makhlouf y Brigitte Chidiac,
piadosa familia de campesinos. Ocho día después de su nacimiento, recibió el
bautismo, en la iglesia de Ntra. Sra. en el pueblo, imponiéndole sus padres el
nombre de YUSEF. (José) Sus primeros años transcurrieron en paz y tranquilidad,
rodeado de su familia y sobre todo de la insigne devoción de su madre, quien
toda su vida practicó de palabra y obra su fe religiosa, dando ejemplo a sus
hijos que crecieron, así en el santo temor de Dios. A los tres años, el padre
de Yusef fue requerido por el ejercito turco, que guerreaba en ese momento
contra las tropas egipcias. Su padre muere de regreso a casa y su madre pasado
un tiempo vuelve a contraer matrimonio con un hombre devoto y bueno, quien
eventualmente recibirá la Orden Sacerdotal. Yusef ayudó siempre a su padrastro
en todas las ceremonias religiosas, notándose en El desde un principio un raro
ascetismo e inclinación a la vida de oración. INFANCIAYusef aprendió las
primeras letras en la escuela Parroquial del pueblo, pequeña habitación
contigua a la iglesia. A la edad de 14 años se dedicaba a cuidar un rebaño de
ovejas cerca de la casa paterna; de este tiempo datan sus primeras experiencias
serias en cuanto a la oración, se retiraba constantemente a una cueva que
había descubierto cerca de los pastizales, y ahí pasaba largas horas de
meditación, recibiendo muchas veces las burlas de otros muchachos pastores de
la región. Aparte de su padrastro (sacerdote), Yusef tenía dos tíos de parte
de su madre que eran ermitaños pertenecientes a la Orden Libanesa Maronita, a
quienes acudía con frecuencia, pasando largas horas de conversación,
referentes a la vocación religiosa y en especial al monacato, que cada vez se
hace más significativo para Él. LA VOCACIÓN
A la edad de 20 años, Yusef es
todo un hombre, sostén de su casa, él sabe que pronto deberá contraer
matrimonio, sin embargo, se resiste a la idea y tras un periodo de tres años de
espera, en los cuales había llegado a escuchar la voz de Dios "Deja todo,
ven y sígueme" se decide, y en efecto, sin despedirse de nadie, ni de su
mamá, una mañana del año de 1851 se dirige al convento de Ntra. Sra. de
Mayfouq, donde será recibido como Postulante y luego como Novicio, llevando una
vida ejemplar desde el primer momento, sobretodo en lo referente a la obediencia.
Es precisamente cuando Yusef toma el hábito de novicio, cuando renunció a su
nombre original escogiendo el de su consagración: CHARBEL. ESTUDIOS PARA SACERDOTEPasado un tiempo le enviaron al Convento de Annaya, en donde profesó
los Votos Perpetuos como monje en 1853. Inmediatamente después, la obediencia
le llevó al Monasterio de San Cyprianos de Kfifen (nombre del pueblo), donde
realizó sus estudios de filosofía y teología, llevando una vida ejemplar en
cuanto a la observancia de la Regla de su orden. Fue ordenado sacerdote el 23 de
julio de 1859 de manos de Mons. José al Marid, bajo el patriarcado de Paulo
Massad, en la residencia patriarcal de Bkerke. Al poco tiempo de ordenado, el P.
Charbel regresó al Monasterio de Annaya por orden de sus superiores. Ahí pasó
largos años, siempre, como ejemplo de todos sus hermanos de la Orden Libanesa
Maronita, y en las más diversas actividades, que incluyeron: el apostolado, el
cuidado de enfermos, el pastoreo de almas y el trabajo manual (cuanto más
humilde mejor). El ERMITAÑO
Así transcurrió su vida en comunidad. Sin
embargo, el anhelaba fervientemente el ser ermitaño, para ello pidió
autorización al Superior, quien viendo que Dios estaba con Él redactó la
autorización solicitada el 13 de febrero de 1875. Desde este momento hasta el
día de su muerte ocurrida la víspera de Navidad del año de 1898. En la ermita
de los Santos Pedro y Pablo, el P. Charbel se dedicó al coloquio intimo con
Dios, perfeccionándose en las virtudes, en la ascésis, en la santidad heroica,
en el trabajo manual y en el cultivo de la tierra, en la oración (Liturgia de
las Horas, 7 veces al día), y en la mortificación de comer una vez al día y
llevar silicio. El P. Charbel alcanzó celebridad después de su muerte,
principiando por el prodigio de su cuerpo incorrupto, que sudaba sangre, por
prodigios de luz observados y constatados, no sólo por miembros de su orden,
sino por el pueblo que empezó a venerarle como a Santo, aún cuando la
jerarquía y los superiores habían prohibido su culto, mientras la Iglesia no
pronunciara su veredicto. BEATIFICACIÓN Y CANONIZACIÓN
Andando el tiempo, y en
vista de los milagros que hacía y del culto de que era objeto, el P. Superior
General Ignacio Dagher se dirigió a Roma en 1925 para solicitar de S.S. el Papa
Pío XI la apertura del proceso de beatificación del ermitaño P. Charbel.
Durante la clausura del Concilio Vaticano II., el 5 de Diciembre de 1965, el
Papa Paulo IV, le beatificó, con las siguientes palabras: " un ermitaño
de la montaña libanesa está inscrito en el número de los Bienaventurados...
un nuevo miembro de santidad monástica enriquece con su ejemplo y con su
intercesión a todo el pueblo cristiano. El puede hacernos entender en un mundo
fascinado por el confort y la riqueza, el gran valor de la pobreza, de la
penitencia y del ascetismo, para liberar el alma en su ascensión a Dios" .
El 9 de octubre de 1977 durante el Sínodo Mundial de Obispos, el mismo Papa
canonizó al beato Charbel, elevándolo a los altares con la siguiente formula:
" en honor de la Santa e Individua Trinidad para exaltación de la fe
católica y promoción de la vida cristiana, con la autoridad de Nuestro Señor
Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo, y nuestra, después
de madura deliberación y tras implorar intensamente la ayuda divina...
decretamos y definimos que el beato Charbel Majluf es SANTO, y lo inscribimos en
el catálogo de los santos, estableciendo que sea venerado como santo con
piadosa devoción en toda la iglesia. En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu santo." Enamorado de la Eucaristía y de la Santísima Virgen
María, San Charbel modelo y ejemplo de vida consagrada, es llamado El último
de los Grandes Ermitaños. Sus milagros son múltiples y todo aquel que se
acerca a su poderosa intercesión, no queda defraudado, recibiendo siempre el
beneficio de la Gracia y quedando curado de cuerpo y alma.
"El justo florecerá, como una palmera, se alzará como un Cedro de Líbano. Plantado en la Casa del señor." (Sal. 91(92) 13-14) |
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